
Aún existen brechas para el ejercicio de nuestros derechos lingüísticos
En el Perú existimos al menos 55 pueblos indígenas andinos y amazónicos que habitamos desde antes de la existencia del Estado peruano actual, que hablamos 48 idiomas originarios (21 de los cuales están en peligro de extinción) y sumamos cerca del 30% de la población total del país, de acuerdo a los resultados de los Censos Nacionales del 2017.
Esta gran riqueza cultural y lingüística del país forma parte de nuestra historia e identidad. Además, los pueblos indígenas somos guardianes de los saberes y prácticas ancestrales, así como de la biodiversidad que preservamos en nuestros territorios. No obstante, por muchos años el Estado monocultural ha permanecido de espaldas a los pueblos indígenas, invisibilizándonos y vulnerando sistemáticamente nuestros derechos.
Desde hace algunos años, el Estado, a través del Ministerio de Cultura, promueve la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüística, que está enmarcada en la conmemoración de dos fechas: el Día de la Diversidad Cultural y Lingüística (21 de mayo) y el Día de las Lenguas Originarias (27 de mayo), que si bien son importantes, no tiene mucho sentido su celebración si es que realmente no se valora la diversidad y esta no se traduce en la creación e implementación de políticas públicas.
Los derechos lingüísticos son derechos en sí mismos, pero al mismo tiempo son herramientas para acceder al ejercicio de otros derechos. A la educación, a la salud y a la justicia, por ejemplo. Además, nos permiten transmitir nuestra identidad cultural y memoria histórica a las nuevas generaciones.
En el país existe la Ley 29735 que regula el uso, preservación, desarrollo, recuperación, fomento y difusión de las lenguas originarias, ley que fue iniciativa de una congresista indígena y cuyo reglamento fue sometido a un proceso de consulta previa. También tenemos una Política Nacional de Lenguas Originarias, Tradición Oral e Interculturalidad.
Sin embargo, como siempre, hay una gran brecha entre las leyes y la realidad; y entre nuestros derechos y su ejercicio. Todavía existe el racismo estructural que se ve reflejado en la discriminación que sufrimos a diario por usar una lengua diferente al castellano en espacios públicos o privados y no siempre podemos gozar ni disponer de los medios de traducción e interpretación que garanticen el ejercicio de nuestros derechos en todos los ámbitos.
Esta situación de constante vulneración de nuestros derechos limita su ejercicio pleno y efectivo, como el acceso a los servicios básicos, a una real participación en los procesos de consulta previa, no contamos con información pública oportuna, cultural y lingüísticamente pertinente, entre otros.
Por todo lo anterior, en la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüística reiteramos la necesidad de que el Estado realmente valore la diversidad cultural con todo lo que esta implica. Sabemos que existe, y hasta la fecha no se implementa adecuadamente, la Política para la Transversalización del Enfoque Intercultural, que entre otras cosas propone el reconocimiento positivo de la diversidad cultural y lingüística, la lucha contra la discriminación étnico-cultural y el fortalecimiento de la capacidad de gestión intercultural del Estado peruano . Exigimos, en suma, que se promueva y respete los derechos de los pueblos indígenas, así como de los otros grupos étnicos que convivimos en el país.