
Incendios en la Amazonía: Investigación y atención a pueblos indígenas afectados
La Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) exige a los Estados atención inmediata a los pueblos indígenas y especies silvestres afectados por los incendios en la Amazonía, y también demandamos una investigación independiente para determinar las causas e identificar y sancionar a los responsables.
Desde hace 18 días, la Amazonía arde en Brasil. El fuego amenaza extenderse a las zonas limítrofes de Paraguay y Perú. Más de tres millones de kilómetros cuadrados están cubiertos de humo. Los satélites han revelado que solo desde se han detectado 9507 incendios forestales. Y esto ocurrió mientras se realizó, el 14 de este mes, la Primera Marcha de Mujeres Indígenas, organizada por la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
Estas mujeres son representantes de más de 130 pueblos originarios de todo Brasil. Del 9 al 14 de agosto se reunieron en la capital federal para debatir, visibilizar sus demandas, ampliar alianzas y elaborar un documento final que recoge sus reivindicaciones.
Jair Bolsonaro y su gobierno han demostrado hasta la saciedad su desprecio por la Amazonía, los pueblos indígenas y las mujeres. Ahora intenta minimizar los incendios al decir que siempre los hubo y debemos dejar la “psicosis ambiental” que “no dejar hacer nada”. ¿Es acaso “natural” que 1,5 campos de fútbol de la selva del Amazonas sean destruidos cada minuto de cada día?
Balsonaro es una amenaza para todo el planeta. Él atacó al sector ambiental, botó gente, redujo presupuestos y propició una deforestación sin precedentes. Esos árboles tumbados ahora arden en llamas. Incluso hay denuncias acerca de que han entregado armas a terratenientes para que expulsen a los pueblos indígenas de sus territorios ancestrales. La ministra de la Mujer, Damares Alves, ha llegado a decir que las niñas indígenas son violadas sexualmente “por no usar calzones”.
Detrás de este machismo y racismo, inherentes a él, está el modelo económico que se impone en nuestros países, en su afán extractivista primario exportador.
El humo ha llegado hasta Sao Paulo, a más de dos mil kilómetros de distancia. Hace unas semanas, el director de Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE) fue despedido luego defender los datos satelitales que mostraban que la deforestación era un 88% más alta en junio que el año pasado. Bolsonaro dijo que esos hallazgos eran “mentiras”.
La Amazonía arde y es el resultado del modelo extractivista y capitalista que los Estados imponen en pos del “desarrollo” .
La explotación incontrolada de nuestros recursos naturales, la imposición de las empresas y los gobiernos para implantar el monocultivo, como la soya y el aceite de palma aceitera, o la producción de ganadería extensiva dañan la Amazonía, al causar crisis hídricas e incendios forestales. Pero nadie dice nada de esto. No solo es fuego lo que hoy vemos, sino el resultado del capitalismo salvaje que, una vez más, despoja a nuestras hermanas y hermanos de sus hogares. Nadie habla de las pérdidas humanas que hoy ocurren. Y son nuestros pueblos quienes allí viven. Y hoy lloran por esta tragedia que enluta al planeta entero, pero, principalmente, a ellos. ¿A quién realmente perjudica la quema de nuestros bosques?
Este año se han registrado 72.843 incendios en Brasil. Más de la mitad se dieron en el Amazonas, un aumento de más del 80% en comparación del año pasado.
Quieren devastar los bosques amazónicos para imponer la agricultura a gran escala. Quieren acabar con los pueblos indígenas para extender la explotación petrolera sin “obstáculos”. Quieren arrasar con cualquier política que promueva la igualdad de género. Bolsonaro le hace eco al presidente norteamericano Donald Trump, respecto a que el cambio climático es una fantasía inventada por los radicales. Y rechaza la ayuda alemana para conservar y recuperar bosques.
Los incendios forestales en toda la Amazonía se incrementan año a año. ¿Cuántos de ellos son provocados? En el Perú, en las ciudades de Iñapari e Iberia, de la provincia Tahuamanu de Madre de Dios, limítrofe con Brasil, los incendios han provocado la desaparición de cientos de hectáreas de bosques. La contaminación del aire producida por el humo afecta principalmente a niños, niñas, ancianos y ancianas.
Desde ONAMIAP, nos solidarizamos con todos los pueblos indígenas que hoy sufren los estragos de estos incendios. También, llamamos a toda la Comunidad Internacional para que actúe por la defensa de la Amazonía y los pueblos que allí habitan. El Pulmón de la Humanidad está en peligro. Y esto nos afectará a todos. Es por eso que debemos unirnos para exigir a los Estados la atención inmediata y urgente a los pueblos indígenas y especies silvestres afectados por estos incendios. Y también a demandar una investigación independiente y profunda para determinar las causas e identificar y sancionar a los responsables.
Cuando ardió la catedral de Notre Dame se declaró una tragedia mundial. En cuestión de días se recaudaron 218 millones de euros para reconstruirlo. La Amazonía, el pulmón del planeta, lleva ardiendo más de 17 días. Y los gobiernos no hacen nada para detener esta tragedia. Notre Dame fue una tragedia cultural, un edificio hermoso que se puede recuperar. Pero los incendios de la Amazonía pueden convertirla en una sabana seca que no podrá ser habitable ni para los pueblos que allí viven ni para gran parte de las más 6000 especies que alberga. En lugar de que el Amazonas sea una fuente de oxígeno, podría comenzar a emitir carbono, el principal impulsor del cambio climático. ¿Es eso lo que queremos?
Saludamos el hashtag “#PrayForAmazonas”, pero hay que salir de nuestras redes para actuar. Y exigir a nuestras autoridades que realmente prioricen atender este desastre.
Llamamos a todas y a todos a participar el día de mañana, viernes 23 de agosto, en el plantón que se llevará a cabo frente a la Embajada de Brasil, para demandar al Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, tomar acciones contra los incendios forestales. Y también a sumarnos a las demandas de nuestros pueblos indígenas, quienes llevan defendiendo la Amazonía del extractivismo. Y hoy necesitan todo nuestro apoyo, en palabras y acciones. ¡Por la defensa de la vida y territorio!