
Desastres climáticos afectan con mayor fuerza a nuestros pueblos indígenas
Declaratoria de emergencia emitida hace tres días por el Gobierno debe garantizar atención y reparación en salud, vivienda, agricultura y educación de pueblos indígenas afectados
Las cifras reveladas por el jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), Jorge Chávez, son escalofriantes: los desastres climáticos que azotan el Perú han dejado, hasta finales de febrero, 50 personas fallecidas, 31800 afectadas, 4470 damnificadas, además de 6500 animales y 2778 hectáreas de cultivo perdidos y más de 17 kilómetros de canales de regadío destruidos.
Como siempre, los más afectados somos los pueblos indígenas, que vivimos en las zonas más vulnerables. Y también como siempre, estamos lamentando hechos que se repiten año tras año, cada vez con mayor gravedad, sin que se tomen medidas efectivas y oportunas de prevención, atención y reparación. Son nuestras comunidades las que pierden sus medios de subsistencia y la oportunidad de obtener algún ingreso con sus productos en el mercado.

Porque también se han destruido o afectado cerca de 60 kilómetros de caminos rurales, cerca de 300 puentes y alrededor 400 kilómetros de carreteras. Nuestros pueblos están aislados, a lo que se agregan casi quince mil viviendas afectadas.
No son desastres “naturales”, estos desastres se producen y se agudizan como consecuencia del cambio climático producido por acción humana, en particular aquellas acciones que dañan y depredan a nuestra Madre Tierra. Y traen no solo personas heridas sino también enfermas y sin acceso a una atención de salud.
Nuestros hijos y nuestras hijas son los más afectados por estas enfermedades, mientras se cuentan 37 establecimientos de salud dañados y 2 inhabilitados. Los que no han sido afectados, por su aislamiento, carecen de medicinas, equipos y personal suficiente para atender las emergencias. A inicios del año escolar, hay 5 aulas destruidas, 86 inhabitables y 251 afectadas por estos desastres.
El cambio climático no es un juego. Las grandes precipitaciones pluviales ocurridas en las anteriores semanas demuestran que sus efectos son más agresivos que antes. Aunque el cambio climático afecta nuestro territorio integral, tanto en el Ande como en la Amazonía, los efectos no se dan por igual. Las mujeres indígenas somos las más perjudicadas por este fenómeno, ya que hacemos doble trabajo: nos hacemos cargo del hogar y de la chacra.

Es necesario que el Gobierno tome acciones concretas para solucionar esta problemática. No es posible que hace tres días recién declare en Estado de Emergencia los departamentos impactados, cuando nuestros cultivos ya están dañados y no tenemos con qué alimentarnos, cuando no tenemos un lugar dónde vivir y cuando estamos en condiciones precarias de salud y educación.
Desde ONAMIAP exigimos al Gobierno una acción multisectorial de atención y reparación: en salud, vivienda, agricultura, educación. Que se focalicen las comunidades campesinas y las comunidades nativas afectadas para estas acciones. Y, sobre todo, que se diseñe con la participación de los pueblos indígenas y sus organizaciones un efectivo plan de prevención.