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Pandemia y reactivación económica afectan más nuestra seguridad y soberanía alimentaria

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Pandemia y reactivación económica afectan más nuestra seguridad y soberanía alimentaria

On Agosto 26, 2020, Posted by , In ONAMIAP al día, With No Comments

Hoy más que nunca demandamos políticas que fortalezcan nuestros derechos a la soberanía y seguridad alimentaria, así como a nuestras economías locales, antes que a las grandes empresas.

Si antes de la pandemia, nuestra disponibilidad, acceso y consumo de alimentos se veía gravemente afectada por las actividades extractivas dentro de nuestros territorios ancestrales, con la pandemia esta situación se hace más grave. Y hoy nuestra propia existencia como mujeres y pueblos indígenas se encuentra en riesgo, no solo porque las actividades extractivas no pararon ni en cuarentena, sino porque se vienen intensificando como parte de las acciones del Gobierno para la reactivación económica. Todo esto, sin que se garanticen nuestros derechos a la salud y a la alimentación en plena emergencia sanitaria.

Actualmente, el Ministerio de Energía y Minas tiene en cartera 48 proyectos mineros, que no traerán desarrollo, sino más contaminación, pobreza y ahora también al virus. ¿Es acaso esa la forma en la que el gobierno enfrenta una pandemia?

Con nuestros territorios contaminados y una pandemia que viene matando a nuestras hermanas y hermanos, las mujeres y los pueblos indígenas vemos vulnerados nuestro derecho a la salud y también a la soberanía y a la seguridad alimentaria, reconocidos nacional e internacionalmente.

No solo seguimos sin acceder a una atención en salud gratuita, intercultural y oportuna, sino que hoy nuestra economía se encuentra paralizada pues nuestras actividades agrícolas y ganaderas se han visto afectadas por las cuarentenas decretadas por el gobierno, y la falta de apoyo para fortalecer a nuestras economías locales, donde también se encuentran iniciativas económicas promovidas principalmente por mujeres indígenas, como la artesanía, el turismo, las piscigranjas, productos de la medicina natural, lácteos y otros que no podemos llevar al mercado.

Nuestros pueblos indígenas sobreviven gracias a sus chacras y animales menores, sin poder tener acceso a productos para complementar su dieta alimenticia, o a artículos de limpieza, debido a que tampoco tienen dinero para adquirirlos. Hablamos de una producción de sobrevivencia en contextos donde tampoco hay agua potable y saneamiento. En esas condiciones, los pueblos y las mujeres indígenas rescatamos y recuperamos nuestros saberes y prácticas ancestrales de alimentación, salud, trabajo colectivo y solidaridad, mientras luchamos por dejar de depender de cadenas de cadenas comerciales fortalecidas por el libre mercado y el consumismo.

En este contexto, desde ONAMIAP, hemos propuesto que los gobiernos locales y regionales compren los productos de las comunidades para las canastas de alimentos. Unos pocos gobiernos locales lo han hecho, superando con dificultad un sinfín de trabas burocráticas para las adquisiciones estatales.

Hoy más que nunca demandamos políticas que fortalezcan nuestros derechos a la soberanía y seguridad alimentaria, así como a nuestras economías locales, antes que a las grandes empresas. No es posible que nuestros productos sigan sin poder venderse en el mercado y que tampoco el gobierno haga algo para apoyar a la agricultura familiar, esa que alimenta al 85% de la población peruana.

Desde ONAMIAP, también exigimos políticas que apoyen las iniciativas económicas sostenibles de las mujeres indígenas, como medidas para prevenir la pérdida de la cosecha y del ganado debido a las heladas y otros desastres climáticos, así como mejoras para la gestión del agua y capacitación técnica.

Una demanda central es emprender el reconocimiento y la titulación integral de nuestros territorios ancestrales, pues solo así podemos garantizar la vida e integridad de nuestros pueblos y de las nuevas generaciones. El territorio es nuestra vida, y no es posible que en nombre de “la reactivación económica” se intensifiquen las actividades extractivas en nuestros territorios.

La discriminación histórica y estructural que sufrimos los pueblos indígenas se ha agravado, pero eso no significa que nosotras dejaremos de defender y exigir la garantía de nuestros derechos colectivos. Aquí, seguimos, firmes y en lucha. Somos mujeres indígenas en resistencia.

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