
Por la participación efectiva de las mujeres indígenas en la gestión climática

El 18 de enero, realizamos un conversatorio que nos permitió visualizar de manera colectiva un camino para la participación efectiva de las mujeres indígenas en la gestión integral del cambio climático. Ello implica, según el propio Estado, garantizar la participación y la transparencia en esta gestión; en particular, con relación a las medidas de adaptación y mitigación.
La exposición estuvo a cargo de la investigadora Kely Alfaro Montoya, quien realizó para ONAMIAP el estudio “Hacia la operativización de la participación de la mujer indígena en la implementación de los instrumentos de gestión integral frente al cambio climático”. En el panel participaron hermanas indígenas y una representante de la Dirección General de Cambio Climático y Desertificación (DGCCD), del Ministerio del Ambiente.
Lo cierto es que, aunque existan documentos como el Plan de Acción de Género y Cambio Climático (PAGCC), las propuestas y buenas intenciones quedarán en el papel si no se modifica la situación de los territorios ante la crisis climática. Y un cambio real exige una voluntad política clara que permita adoptar medidas efectivas para la participación de las mujeres y los pueblos indígenas.
Los aportes desde la visión indígena deben ser fundamentales en los espacios de toma de decisiones y discusión sobre políticas públicas en materia climática, como la Comisión Nacional de Cambio Climático (CNCC) y la Plataforma de los Pueblos Indígenas para enfrentar el Cambio Climático (PPICC). Hay que darles vida a estas instancias, así como asegurar que los hermanos y las hermanas indígenas seamos protagonistas, que se reconozca y visibilice nuestro rol como mujeres en la gestión de los bienes de la Madre Naturaleza, y en las labores de cuidado en la chacra, las plantaciones medicinales y los bosques.

En este camino, existen importantes avances en los procesos organizativos de las mujeres indígenas. Ya no nos quedamos en silencio ni aceptamos que se nos invisibilice, discrimine o se nos impida participar en nuestras reuniones comunales y en los talleres de formación y capacitación. Sin embargo, todavía hay limitantes y brechas que superar.
Entre aquellas brechas y limitantes, las panelistas identificaron que las mujeres indígenas somos mal vistas cuando dejamos nuestras labores familiares y comunales para asistir a una reunión o capacitación. Incluso nos critican las mismas mujeres. Hay pocos espacios de este tipo solo para mujeres, la mayoría son mixtos. Cuando eso pasa, la presencia de las mujeres sirve únicamente para cumplir con la cuota de género, pero no para que reconozcan nuestra labor frente a la crisis climática.
Por todo ello, aún persiste un desnivel entre la capacitación e información que tienen los varones con respecto a las de las mujeres. Con la pandemia, estas brechas se han incrementado, pues hemos tenido que aprender a usar la tecnología cuando ha sido posible, dado que en algunas comunidades no tenemos acceso a internet, o carecemos de equipos que nos permitan conectarnos.
Las distintas representaciones y perspectivas consideradas en el panel de comentarios nos permitieron tener mayor claridad acerca de cuáles son los siguientes pasos para concretar lo que se ha propuesto con referencia a medidas de adaptación y mitigación, teniendo en cuenta que varias de ellas están siendo realizadas por los pueblos indígenas desde tiempos ancestrales. La incidencia para este reconocimiento, que es una deuda histórica pendiente, constituye uno de los pilares de nuestra agenda como mujeres indígenas.