
Seguimos fortaleciendo la participación política de las mujeres indígenas

Desde ONAMIAP seguimos avanzando en garantizar el ejercicio del derecho de las mujeres indígenas a la participación política. Esta vez, pese a las condiciones adversas de la pandemia, logramos la actualización e inscripción en Registros Públicos de los estatutos de tres comunidades de la provincia de Angaraes, región Huancavelica: Santa Rosa de Lambras, Antaparco y Huanchuy. En los tres estatutos actualizados se incorporó la obligatoriedad de incluir por lo menos un 30% de mujeres en las juntas directivas.
Este es un trabajo que implica dar a conocer la Ley 30982, que modificó la Ley de Comunidades Campesinas para incorporar esa cuota de hombres o mujeres en la composición de las juntas directivas comunales. Pero aún antes de la promulgación de esta ley, como ONAMIAP venimos desarrollando esta actualización de estatutos desde el año 2016 y hemos logrado hacerlo en comunidades campesinas de Ayacucho y comunidades nativas de Ucayali y la Selva Central de Junín. Esta vez lo hicimos en Huancavelica.

Sobre todo, implica una ardua labor de sensibilización a varones y mujeres de las comunidades acerca de la importancia de nuestra participación como mujeres indígenas en la toma de decisiones para la gobernanza territorial. Y el fortalecimiento de los conocimientos sobre nuestros derechos individuales y colectivos, como mujeres y pueblos indígenas. Siempre en coordinación con nuestras organizaciones de base, en este caso con la Federación de Mujeres de la Provincia de Angaraes (FEMUPA).
Es por ello que, además, desarrollamos la Escuela de Formación Política “Sembrando Esperanza para el Buen Vivir”, en los distritos de Seclla, Congalla y Lircay. Pero no nos quedamos ahí: las lideresas indígenas participantes en estas escuelas realizaron réplicas en sus distritos, en coordinación con 23 organizaciones de mujeres comunales de las bases de la FEMUPA en los tres distritos. Se llegó así llegar a 23 comunidades campesinas de manera descentralizada, sumando un total de 560 participantes.
Toda esta labor la hicimos cumpliendo estrictamente las medidas de seguridad sanitaria. Y logramos así generar reflexión y cuestionamiento critico a la cultura machista y patriarcal del sistema capitalista; fortalecer la identidad cultural indígena; reconocer nuestros procesos de resistencia; desarrollar capacidades para la gobernanza territorial y la protección de la Pachamama.