
¿Solo unos pocos pueden salvarse de una muerte segura por la Covid-19?

La lista de 487 personas que se inmunizaron con un lote adicional de vacunas es un claro ejemplo de la esencia criminal del capitalismo. El gobierno aseguró que la vacunación se iniciaría con el personal de salud, las personas que están en primera línea de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), los médicos y médicas, las enfermeras y los enfermeros que atienden los casos graves de Covid 19. Solo a inicios de febrero 294 médicos fallecieron, 48 estaban en UCI y 12,645 estaban infectados con el virus.
Hasta el 15 de febrero se había vacunado a 482 personas que trabajan en las UCI. Menos que esas 487 personas se han dado el lujo de vacunarse. Todo su poder económico y político pesa más que la vida de las personas que batallan día a día con este virus.
A nivel nacional, al 15 de febrero, se contabilizan 43880 fallecidos y otros tantos, que han tenido “suerte” están internados en UCI. Hay 1.24 millones de afectados, según cifras oficiales.
El escándalo de vacunación contra la Covid-19 a esos 487 evidencia, una vez más, que el derecho a la salud se ha convertido en el privilegio de unos pocos, mientras se condena a muerte, por hambre o por pandemia, a los millones de peruanos y peruanas empobrecidos y empobrecidas por este sistema económico de muerte.
El presidente del gobierno de transición ha anunciado investigación de esta vacunación privilegiada. Lo hizo también del asesinato de jóvenes y trabajadores agroindustriales por la policía en justas movilizaciones. ¿Alguien ha sido detenido, procesado? Ya basta de discursos políticamente correctos mientras la muerte sigue avanzando sobre los sectores más vulnerables, entre ellos los pueblos y las mujeres indígenas.
Desde que empezó esta pandemia, todos los días mueren hermanos y hermanas por falta de oxígeno. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cinco enfermos de Covid 19 necesita oxígeno medicinal y nuestro país desde mayo del 2020 enfrenta una aguda escasez de este recurso elemental para salvar vidas. ¿Qué se ha hecho hasta la fecha? Nada. No se ha hecho nada porque los pueblos, los trabajadores y trabajadoras no valemos nada para este sistema cuyo único interés es lucrar con la vida. ¿Cuántos hermanos y hermanas tienen que morir para hacer algo? ¿Qué ha hecho el Ministerio de Cultura? ¿Qué ha hecho el Ministerio de Salud? ¿Qué han hecho esos funcionarios públicos?
De acuerdo a la Ley General de Salud (Art. 82) en casos de emergencia las autoridades pueden y deben tomar el control de la producción y distribución de insumos médicos, en este caso del oxígeno. Sin embargo, han preferido que se haga negocio con las camas UCI, con el oxígeno, con las pruebas. ¿Por qué el gobierno no toma el control de las clínicas privadas si los hospitales públicos no se dan abasto? Se ha hecho en otros países.
Por el contrario, el flamante ministro de Salud Oscar Ugarteche plantea autorizar que las empresas privadas comercialicen las vacunas. Al ministro no le bastó encargar la producción de oxígeno a los privados y que hoy miles de peruanos y peruanas tengan que endeudarse o morir. En enero de este año este gobierno se comprometió a no autorizar a los privados la venta de las vacunas y hoy el ministro responsable de las muertes por falta oxígeno busca facilitar que se siga lucrando con la salud y la vida.
Así como van las cosas, solo unos cuantos podrán aplicarse la vacuna. La inmunización solo llegará para quienes puedan pagarla. Esto es criminal.
Mientras tanto, la reactivación económica no se detiene y se sigue explotando a la Pachamama y a todos los trabajadores. Queremos investigación y sanción, sí, pero también tener claro que nada cambiará si no lo cambiamos todo, si no nos decidimos a luchar por un sistema que garantice la vida, la salud y los derechos de todos los seres que solo sobreviremos si aprendemos a vivir en armonía con la Pachamama.