¿Cómo hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en nuestros territorios y en nuestras vidas?
En torno a esta pregunta, durante tres días, más 20 lideresas indígenas andinas y amazónicas nos reunimos en Lima para reflexionar juntas sobre la Agenda 2030, a fin de construir propuestas que garanticen nuestras visiones en la implementación, el seguimiento y la revisión de los ODS en el país. ¿Por qué? Porque los 17 objetivos que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha planteado, como ruta “para que nadie se quede atrás”, tienen relación con el ejercicio de nuestros derechos individuales y colectivos.
El taller se llevó a cabo los días 3, 4 y 5 de agosto en el marco del proyecto Navegador Indígena, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y que es implementado por ONAMIAP, para la implementación de los ODS en el Perú. Su objetivo es contribuir a la mejora del desarrollo humano e inclusión social de los pueblos indígenas en el contexto de la implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
Es en este contexto que el taller sirvió que más hermanas reflexionen y analicen la Agenda 2030 y los ODS para una efectiva realización de los derechos individuales y colectivos de las mujeres indígenas. Esto es, identificar los ODS e indicadores críticos para los pueblos y las mujeres indígenas que aseguren que la Agenda 2030 responda a los estándares internacionales de los derechos de los pueblos indígenas.
Las mujeres indígenas no podemos hablar de “Terminar con la pobreza en todas sus formas en todas partes” (Objetivo 1) si sus indicadores solo se enfocan en definir “pobreza extrema” en términos monetarios. Como señaló una hermana: “Para nosotras salir de la pobreza significa producir nuestros alimentos libres de productos químicos, porque eso nos empobrece. Ya no tenemos seguridad y soberanía alimentaria”.
En esa línea, las hermanas también mencionaron que terminar con la pobreza implica que el Estado garantice la seguridad jurídica de nuestros territorios ancestrales, lugares donde vivieron nuestras ancestras y de los que ahora somos despojadas debido a la imposición violenta y no consentida de actividades extractivas.
Los ODS están incompletos.
Después de analizar las metas de los 17 ODS, las hermanas fueron enfáticas en señalar que los ODS están incompletos. Solo 4 de los 230 indicadores mencionan específicamente a los pueblos indígenas, pese a que Naciones Unidas ha reconocido que 73 de estas metas se encuentran relacionadas en forma significativa con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Tampoco hay una sola mención específica a nosotras, como mujeres indígenas.
En un país que tiene registrado 100 feminicidios en 8 meses, nosotras somos el 50.2% del total Indígena que, de acuerdo al ceso 2017, representa, por lo menos, el 25% de toda la población peruana. Y, sin embargo, hasta ahora el Estado sigue sin considerar la multidimensionalidad de las vulneraciones diarias que enfrentamos por ser mujeres e indígenas. Muestra de ello es que somos excluidas en la formulación de políticas públicas y toma de decisiones en el proceso de implementación de los ODS en el Perú.
Para que nadie se quede atrás.
En el taller, las más de 20 lideresas indígenas también se preguntaron qué significa el lema de los ODS “Para que nadie se quede atrás». Concluyeron que no dejar a nadie atrás significa que los 193 estados que conforman la Organización de las Naciones Unidas (ONU) —entre los que el Perú se encuentra—, están obligados a implementar acciones para garantizar la realización de nuestros derechos individuales y colectivos, como mujeres e indígenas, de acuerdo a los estándares internacionales.
Las mujeres indígenas somos sujetos de derecho. El camino es largo, pues implica visibilizar nuestras voces en un país tan contradictorio como el nuestro, donde el gobierno usa nuestros trajes y lenguas originarias en eventos internacionales, como ejemplo de país multicultural, pero, en la práctica, promueve políticas que vulneran nuestros derechos. Es el caso de la reciente aprobación del "Plan Nacional de Competitividad y Productividad". En el taller, las hermanas se preguntaron a costa de qué el presidente Vizcarra pretende lograr su meta de crear un país supuestamente competitivo, productivo y sostenible.
Ellas señalaton Hay que un país no es competitivo sobre la base continuar dando grandes beneficios a una sola actividad; en este caso, el extractivismo. "Cada vez que el gobierno pretende imponer un megaproyecto, lo hace diciendo que es de interés nacional", dijeron. Y, en realidad, solo busca favorecer a los grandes grupos de poder, pisoteando nuestros derechos y despojándonos de nuestros territorios ancestrales. Nosotras estamos aquí desde antes de la fundación del Estado. Y hoy alzamos nuestras voces para que el Estado implemente la Agenda 2030 mediante el respeto íntegro de nuestros derechos colectivos e individuales para que nadie se quede atrás.
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