La Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú se pronuncia frente a la incapacidad del gobierno para resguardar la vida e integridad de nuestras hermanas y hermanos indígenas afectados por la contaminación de petróleo, causada por fugas en el Oleoducto Norperuano, ubicado en la Amazonia del país.
Pese al compromiso del presidente Martín Vizcarra de proteger los derechos de los pueblos indígenas, hoy somos testigos de la incapacidad de su gobierno para resguardar la vida e integridad nuestras hermanas y hermanos indígenas afectados por la contaminación de petróleo, causada por fugas en el Oleoducto Norperuano, ubicado en la Amazonia del país.
El 26 de junio ocurrió un derrame de petróleo en la comunidad nativa Nuevo Progreso, Loreto. Luego de ello y en menos de un mes, se registraron dos derrames más. Mientras el petróleo se expande por el territorio de nuestros hermanos y hermanas, la empresa PetroPerú contrata a jóvenes indígenas, por 70 soles el día, para recoger el crudo con baldes sin medidas de protección y a pesar de saber del carácter tóxico al que los expone y de la ineficacia de dicha acción.
Frente a este desastre humanitario que enfrenta la indiferencia estatal y es respondido de modo irresponsable por la empresa PetroPerú, desde la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), expresamos lo siguiente:
1. Exigimos al Estado que suspenda las operaciones de PetroPerú en la Amazonía, debido a todos los desastres ambientales que ha generado desde que inició sus operaciones. No es la primera vez que ocurren estos derrames en la Amazonía peruana. En el 2018, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) multó con 49 millones de soles a PetroPerú por los derrames ocurridos en el Oleoducto Norperuano en las zonas de Imaza (Amazonas) y Morona (Loreto). Multar a una empresa y dejar que siga operando, a pesar de los antecedentes por daños ambientales, es apoyar la muerte de nuestros hermanos y hermanas. ¿Es eso lo que quiere el Gobierno peruano, matarnos?
2. Llamamos al Estado a atender a los afectados por la contaminación del petróleo. A más de mil familias de nuestros pueblos indígenas, el derrame de petróleo les está dejando sin medios de subsistencia, sin agua, sin biodiversidad, y con afectaciones serias a su salud. Aun así, el Estado no cesa dicha situación, y permite que continúe la vulneración a nuestros derechos. ¿Hasta cuándo?
3. Demandamos que el Estado respete nuestros propios modelos de desarrollo y no imponga más megaproyectos extractivos sin nuestra consulta ni consentimiento previo, libre e informado, y que contaminan nuestros bosques. El respeto a nuestros modelos de desarrollo también implica que el Estado deje de impulsar paquetazos ambientales y normas, como la Nueva Ley de Hidrocarburos, que contradicen los compromisos internacionales del Perú en materia ambiental y de derechos de los pueblos indígenas.
4. La Comisión Investigadora Multipartidaria de los derrames de petróleo en el Oleoducto Norperuano, del Congreso de la República, estableció que se derramaron al menos 4 millones de litros de petróleo en la Amazonía en los últimos nueve años, ante la indiferencia de los gobiernos de turno. Desde hace 40 años, sin nuestra consulta ni consentimiento, se llevan el petróleo de nuestra Amazonía, y solo nos dejan contaminación, como si fuéramos “ciudadanos de segunda clase”. Señores del Gobierno, la Amazonia no se daña, ¡se protege!
5. Pedimos que la empresa PetroPerú deje de presentar a nuestras hermanas y hermanos indígenas como los responsables de los derrames. Está probado, como lo investigó la Comisión del Congreso, que los pueblos no somos los responsables de las fugas. Por el contrario, lo que se ha encontrado son indicios de una red de corrupción que incluye a funcionarios y exfuncionarios de PetroPerú, que habrían llegado a acuerdos para que empresas sin experiencia ni capacidad financiera obtengan contratos de hasta 55 millones de soles. Señores de PetroPerú, dejen de utilizarnos para “lavarse las manos” y justificar las consecuencias de sus actos de corrupción.
6. Solicitamos al Ministerio Público que investigue las causas de los derrames de petróleo, en coordinación con las autoridades de la jurisdicción indígena de la zona.
7. La remediación ambiental que debe hacer la empresa no puede reducirse a contratar jóvenes indígenas para recoger con baldes el petróleo que ya ha penetrado los territorios y fuentes de agua de nuestros pueblos. Exhortamos a OEFA y a Osinergmin a tomar las medidas necesarias para prevenir, controlar y supervisar los derrames de petróleo en la Amazonía; así como las acciones que realiza PetroPerú para remediar los daños.
8. Pedimos al Estado que no use la violencia para “controlar la toma de la Estación 5”, hecha por nuestros hermanos y hermanas indígenas, ya que ellos están dispuestos a buscar soluciones coordinadas con el Estado, para atender los derrames, más allá de las mesas de diálogo que ninguna solución han traído.
9. Exigimos al Estado que suspenda las negociaciones sobre nuevas concesiones petroleras hasta que los derechos colectivos de los pueblos indígenas, que viven en la zona, se encuentren protegidos, y se hayan reparado todos los daños ambientales, generados por las actividades petroleras. El actual proceso de negociación de los lotes petroleros no reconoce nuestro derecho a la participación, consulta y consentimiento previo, libre, previo e informado, reconocido en el marco normativo internacional.
10. Exhortamos a los medios de comunicación a dejar de estigmatizar nuestro rechazo a las actividades petroleras. Como pueblos indígenas, exigimos que respeten nuestras decisiones sobre nuestras prioridades de desarrollo y sean plurales. Ustedes hablan de las pérdidas económicas que genera la suspensión de actividades extractivas, pero no se toman el tiempo de investigar sobre las violaciones de nuestros derechos colectivos que sufrimos por la imposición de un modelo de desarrollo que no considera nuestras formas de vida.
Desde hace 20 años, los pueblos indígenas denunciamos ante el Estado la contaminación de nuestros bosques y ríos por las actividades extractivas; sin embargo, no encontramos respuestas por parte del Estado y las empresas que allí operan. Nuestra Amazonia sangra. Nadie va a negar el daño.
Nosotras seguiremos en la lucha por la defensa de nuestros derechos colectivos a la vida digna, a nuestro propio modelo de desarrollo y a un territorio sin contaminación, de conformidad con las normas internacionales. ¡La Amazonía no está sola! ¡Las mujeres indígenas defenderemos nuestro territorio!
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