El trabajo de las mujeres indígenas en el plano social, cultural, económico y político, ha ido evolucionando de forma lenta. Se han producido diversos cambios en diferentes planos, sin embargo, en muchos sectores aún no se otorga la prioridad necesaria al aporte de las mujeres indígenas, por ejemplo, en cargos dirigenciales. Las mujeres indígenas tienen que hacer un doble o hasta triple esfuerzo para que reconozcan su capacidad y conocimientos.
Gladys Vila, presidenta de la Organización Nacional de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), opina que el Estado tiene la responsabilidad de adoptar el aporte de las mujeres indígenas en la toma de decisiones en aspectos sociales, culturales y políticos en nuestro país. De esa manera se podrían enfrentar varios problemas en el campo, que afectan al sector urbano, por ejemplo, el cambio climático y la seguridad alimentaria. Estos temas son de gran relevancia, pero no han sido desarrollados con amplitud y conciencia en el Poder Ejecutivo.
¿Cuáles son los principales cambios sociales y culturales que se han observado, en los últimos 20 años, sobre la situación de las mujeres indígenas en nuestro país?
Sentimos que en los últimos años, desde la mirada de las mujeres indígenas se han suscitado algunos cambios. En el contexto político, por ejemplo, vemos que hay mayor liderazgo de las mujeres. Pero existe una pugna por deslegitimar los cargos dirigenciales o políticos de las mujeres indígenas. En el marco jurídico, podríamos decir que no se ha presentado mucho avance con respecto a las mujeres indígenas. Desde la mirada de los pueblos indígenas, para nosotros el tema de la Ley de Consulta Previa, es muy importante, porque, de una u otra forma, con esta ley se reconoce a los sujetos de derecho de cada unos de los pueblos indígenas. Ahora, desde un contexto mucho más social, al interior de nuestras comunidades y localidades, la situación de la mujer se da en dos espacios: por un lado se aprecian a mujeres ocupando cargos dirigenciales, y, por otro lado, hay mujeres que están empezando a conocer sus derechos y empoderarse. También están ejerciendo de manera plena su ciudadanía en todos los espacios. Haciendo un balance, en ONAMIAP sentimos que sí hay avances, en un aspecto político, social, cultural y económico.
¿Por qué considera que se han dado estos cambios?
G. Vila: Bueno, los cambios no son gratuitos. Podríamos decir que estos cambios se dan como parte de una conclusión de todos los procesos que se están dando y viviendo en nuestro país. Estos procesos van dando más protagonismo a los temas de las mujeres indígenas. Cabe resaltar que organizaciones como ONAMIAP y otras, hemos ido levantando estos temas dentro de la agenda política y social. Las Organizaciones No Gubernamentales – ONG’s también han brindado un gran aporte para que este tema sea más visibilizado. Entonces, hay muchos factores que han favorecido a que se den estos cambios en el tema del papel de las mujeres indígenas dentro del desarrollo del país.
En el aspecto social hay algunos puntos que se necesitan fortalecer respecto al aporte de las mujeres indígenas ¿Cuáles son?
En los puntos sociales, hay un problema de discriminación y marginación hacia las mujeres indígenas. Aún somos un país muy discriminador y rechazamos a los demás por el simple hecho de ser distintos. Algo que es claro, es que las hermanas que vienen de provincia sufren mucha humillación, por ejemplo, cuando nos vinculan a programas que denigran a la mujer del campo, como es el caso de “La Paisana Jacinta”. En lo social vemos que este aspecto está muy débil. Otra debilidad es que las mujeres indígenas aún no se ven como sujeto de derecho y no permitir los abusos de otras personas. Son procesos en los cuales debemos afianzar nuestra identidad cultural y tener al alcance la información sobre cuáles son nuestros derechos y deberes.
¿Cuáles son los principales derechos (sociales, culturales, económicos) que las mujeres indígenas han logrado obtener en Perú, en los últimos años?
G. Vila: En la actualidad, ONAMIAP está impulsando a la participación activa y plena de las mujeres indígenas en todos los escenarios. En la vida familiar, en la comunidad, en las organizaciones de mujeres, en las organizaciones mixtas y en la sociedad en general. Pero, en este tema del derecho a la participación, muchas veces se traduce a solamente garantizar que las mujeres indígenas estén ahí, como espectadoras, pero no se desarrolla su participación activa en la toma de decisiones y que consideren el aporte que las mujeres indígenas estamos dando.
Por otro lado, en aspectos más culturales, tenemos un Estado más monolítico, es decir, el Estado cree que todos somos iguales y que no hay diferencias, y hay políticas públicas, leyes, y mecanismos diseñados para una única forma de participación o de ejercer un derecho; lo que llamamos el derecho individual. Mientras que las mujeres indígenas, estamos luchando por mucho más: por un derecho colectivo.
Se habla mucho acerca de que la agricultura se ha feminizado en los últimos años en Perú ¿Esto significa que las mujeres se han empoderado?
No se podría decir que es un tema de empoderamiento, sino que son situaciones. ¿Qué es lo que está pasando en la vida comunal? Sentimos que en lo referente al cambio climático, las mujeres tienen que afrontar los problemas que se suscitan en la agricultura por dicho fenómeno, debido a que aproximadamente el 90 % de los varones migra de sus comunidades para buscar mayores recursos económicos. Entonces, las mujeres indígenas ya no solo asumen un solo rol en el hogar, de cuidar a los hijos, criar animales mayores y menores; sino que también deben manejar problemas de corte climático, social y cultural. Podríamos hablar de un empoderamiento, debido a que muchas mujeres asumieron por completo el tema agrícola y se informaron sobre ello. Pero, a pesar de ello, ¿a quienes pertenecen las tierras? ¿a las mujeres indígenas?. En su mayoría las tierras agrícolas son de propiedad de los varones. Aún no se da la importancia necesaria a las mujeres. Por eso no puedo hablar de un liderazgo total de las mujeres indígenas en este tema.
Las mujeres rurales tienen una fuerte relación con la seguridad alimentaria de nuestro país ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan sobre este tema?
G. Vila: Desde ONAMIAP aspiramos a un tema de Soberanía Alimentaria, más que Seguridad Alimentaria. Por eso, nosotros tenemos una propuesta de trabajo sobre la Soberanía Alimentaria de los Pueblos Indígenas. Estamos tratando de recuperar todos los conocimientos colectivos para contrarrestar el problema del cambio climático en el campo. Por ejemplo, estamos recuperando la andenería, un sistema que consideramos muy valioso, porque los diferentes cambios de clima no afectan de forma tan grande a los cultivos ubicados en los andenes. Otra forma de garantizar la Soberanía Alimentaria es practicar la agricultura ecológica, sin el uso de agro químicos. Y otra forma de contrarrestar la inseguridad alimentaria, es la preservación de las semillas. Consideramos que ello ayudaría mucho en garantizar la Soberanía y Seguridad alimentaria de los pueblos indígenas y de todo el país.
¿Considera que el Estado está tomando en cuenta las propuestas que están planteando en torno a la Soberanía Alimentaria de los pueblos indígenas?
Al Estado no lo vemos como una institución aliada en este tema. Inclusive, en la discusión de la Ley de Seguridad Alimentaria, no quieren reconocer lo que es Soberanía Alimentaria, porque ellos han denominado este tema muy peligroso de abordar.
El cambio climático está afectando gran parte de las zonas agrícolas en Perú ¿las mujeres rurales son más vulnerables a los problemas del cambio climático que los hombres?
Claro, las mujeres con mayor énfasis. Por ejemplo, con el cambio climático hay escasez de agua. Eso afecta a los varones, pero más a las mujeres.¿Con qué preparan los alimentos? ¿Con qué hacen la higiene de la familia? ¿Con qué siembran en sus huertos? Entonces, ello representa una carga adicional. Lo mismo sucede en la chacra, donde el esposo no está. Debido al cambio climático y el impacto en sus tierras, él dice: “No me produjo el terreno” y se va a buscar mayores ingresos económicos fuera de su comunidad. ¿Y quién se queda en la chacra?: Las mujeres. Ellas asumen roles que antes no realizaban, roles adicionales a su labor. Por ello, el cambio climático convierte más vulnerables a las mujeres en el campo.
¿Cuál debe ser el rol del Estado respecto al impacto que provoca el Cambio climático en la situación de las mujeres indígenas?
Considero que el Estado no tiene en su agenda el abordaje del cambio climático. Si bien es cierto, el Ministerio del Ambiente de alguna manera esboza el tema, aún no hay una postura política donde se dice: “De esta manera vamos a contrarrestar el cambio climático”. No hay ninguna política específica para el problema del cambio climático.
* Tomado de La Revista Agraria-CEPES
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